La introducción de especies exóticas
La introducción de especies exóticas supone uno de los mayores riesgos para la conservación de la fauna, particularmente en los ecosistemas insulares donde se encuentra el mayor número de endemismos y donde existe un frágil equilibrio ecológico fácilmente alterable. La introducción de estas nuevas especies supone una competencia directa para las especies autóctonas, que en la mayoría de los casos acaban siendo desplazadas por la especie foránea, llegando incluso a producirse su desaparición.
En España conocemos muy bien el caso del cangrejo de río autóctono (Austropotamobius pallipes) que ha desparecido de casi la totalidad de nuestros ríos debido a la acción de un hongo, causante de una letal enfermedad (la afanomicosis) que apareció en nuestros ríos transportado por especies de foráneas (como el cangrejo rojo americano-Procambarus klarkii). Esta especie resistente a este tipo de hongo fue introducida en nuestros ríos de manera ilegal.
A veces es la introducción de especies más comunes como gatos o ratas la que produce estos problemas. Es el caso de determinados islotes donde crían especies de aves o de lagartos, cuyos huevos y crías son fácilmente predados por estos invasores oportunistas.
A veces la introducción se produce de manera indirecta como es el caso del mejillón cebra (Dreissena polymorpha) en la cuenca del Ebro, que ha sido transportado por el casco de ciertos barcos de manera completamente fortuita.
En la actualidad existe una base de datos que cifra en más de 400 el número de especies exóticas invasoras en España, que, además de una grave alteración ecológica, producen importantes daños económicos.
Por ello es imprescindible minimizar el manejo de especies foráneas y extremar las precauciones. Incluso es recomendable extremar las precauciones y los controles de determinados manejos de las propias especies autóctonas (por ejemplo para repoblaciones o reintroducciones) para evitar la propagación de enfermedades y otros problemas sanitarios.
0 comentarios